domingo, 20 de mayo de 2007

Por estas calles-Memo Ricci



Las nubes de Martín

Martín estaba acostado en la vereda, miraba el cielo haciendo una visera con sus manos, mi llegada no le llamó la atención en lo más absoluto y esto no era usual en él.

-Hola, Martín -le dije al pasar a su lado, pero siguió en su posición horizontal, concentrado quién sabe en qué cosa del espacio celeste.

Llamé a su madre para entregarle la correspondencia y al salir, reprendió al niño por estar en medio de la vereda.

-Sí, sí, ya me levanto, mamá –contestó amagando a hacerlo sin mucha convicción.

-Hoy está como en otro mundo –me señaló la señora, haciéndome una seña hacia su hijo.

-Parece que sí –dije yo, mirándolo también.

-Hasta mañana –me dijo la mamá, cerrando la puerta.

-Adiós, señora, hasta mañana.

Mientras guardaba la guía de las cartas certificadas en el bolsillo de mi camisa, volví a mirarlo otra vez y él sin dejar de mirar el cielo, me preguntó:

-Cartero,¿Tú sabes por qué las nubes tienen formas de bichos?

-¿Formas de bichos? –le pregunté- ¿Cuál tiene forma de bicho?

-Aquella, la más grande, esa es igual que la vaca del abuelo José y aquella otra, -señalando más lejos-. Se parece al Charrúa, el perro de mi abuelo.

-Ah, pero claro, ahora te entiendo.

-¿Qué? –preguntó.

-¿Tú sabes como se forman las nubes?

-Sí, papá me dijo que es como cuando calienta agua para el mate que sale un humo que se llama vapor y se va para el cielo.

-Claro,así mismo es como se forman las nubes.

-Pero, ¿y los bichos en las nubes? –volvió a preguntar con impaciencia.

-Lo que pasa es que la vaca y el perro de tu abuelo,tomaron agua juntos del mismo lugar.

-Ah, sí, del tajamar que hay allá afuera.

-Claro, deben de haber tomado del tajamar y en ese momento la imagen del perro y de la vaca se reflejaron en el agua como si fuera un espejo y cuando el sol comenzó a calentar, el vapor se fue subiendo al cielo llevándose las formas de los bichos.

-¿En serio? –me preguntó en un tono bastante desconfiado.

-Seguro que sí, eso es lo que pasa siempre con los animales del campo; como nadie más pasa por donde ellos toman agua, la imagen queda allí hasta que el sol se la roba y se la lleva.

-Ah –dijo pensativo- por eso es que siempre son nubes de vacas, pájaros y perros.

-Claro, es por eso.

Miré por un instante la inocente y pensativa carita de mi amigo y me hubiera gustado leer su mente para saber qué estaba pasando por esa imaginativa cabecita.

Varios días después lo supe, o creí saberlo. Al entregarle unas cartas a su madre, me contó muy risueña, los últimos experimentos realizados por Martín en el patio de su casa.

-¿Sabes qué hizo toda una tarde? –me decía- Llenó un balde con agua y lo puso al sol, cada tanto tomaba del balde y lo iba corriendo para que no quedara a la sombra.

-¿En serio?

-Sí, sí, en serio y al otro día volvió a acostarse en la vereda a mirar para arriba. Espero que no le digas que a los pájaros se les caza poniéndoles sal en la cola, porque si no ...

Le hice caso a la madre y no le dije lo de los pájaros a Martín ... Se lo conté a mis sobrinos.

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